Confieso que el tema de la evaluación me preocupa desde hace tiempo; en tiempos de cambio, aún más. De las múltiples preguntas a las que trato de responder cuando me paro a reflexionar sobre el tema, la única para la que encuentro una respuesta clara es ¿para quién?
Mi respuesta es: para mí misma. Para conocer los errores, los aciertos, los aspectos mejorables, los desechables. Para no tropezar de nuevo en la misma piedra, para avanzar, para construirme, también para quererme.
Sin embargo, evalúo para las familias, para la inspección, para cubrir el expediente, para justificar mis decisiones. ¡Qué pena!
Evaluar competencias digitales puede convertirse en el punto de partida, en mi caso particular, para una verdadera evaluación para mí misma, verdaderamente formativa y que revierta en mi alumnado. Porque, al fin y al cabo, las diferentes áreas de la competencia digital bien podrían trasladarse al resto de las competencias, ese saber hacer tan difícil de conseguir.
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